A lo largo de la vida los videojuegos y el anime han acompañado a generaciones enteras, convirtiéndose en una parte fundamental de la cultura pop, geek y de la vida de muchos de nosotros y de mucha gente alrededor del mundo. Desde sus inicios, han logrado transportarnos a mundos increíbles llenos de magia, acción, aventura, suspenso, emoción y, por qué no decirlo, también tristeza. Universos que nos abrazan con su narrativa visual y nos invitan a vivir historias que van más allá de lo cotidiano.
Pero aunque sus tramas, personajes y escenarios son memorables, existe un elemento crucial que conecta todos esos momentos y es LA MUSICA.
La música es el lenguaje invisible que define cómo sentimos lo que vemos, es quien acentúa la tensión en un combate, quien nos envuelve en la melancolía de una despedida, quien nos levanta el ánimo antes de una batalla final o quien nos permite entender la grandeza de un mundo apenas presentado. En esta industria, la música no es un complemento, es el alma que respira dentro de cada escena y sin ella, la emoción no sería igual. La música nos ayuda a liberar lo que llevamos dentro, a transformar cada minuto frente a la pantalla en una experiencia inmersiva e inolvidable. Y en los videojuegos, especialmente, se convierte en una especie de brújula emocional que guía nuestras acciones, reacciones y decisiones.
Pero vamos a profundizar mas.
Castlevania fue la revolución musical del gótico en los videojuegos
Entre los ejemplos más importantes del impacto musical en los videojuegos está Castlevania. Desde los títulos clásicos en 8 bits, la saga destacó por composiciones que, aun siendo simples técnicamente, transmitían atmósferas densas y memorables y que muchos de los jugadores reconocerían fácilmente por sus melodías tan dinamicas.
Pero todo cambió para siempre con Michiru Yamane, quien redefinió por completo cómo debía sonar un videojuego de fantasía oscura. Con Castlevania Symphony of the Night. Yamane logró unir música barroca, jazz, rock gótico, sinfonía contemporánea y atmósferas melancólicas en cada pasillo del castillo lo que le dio una personalidad propia gracias a su música.
Piezas como “Lost Painting”, “Dance of Pales”, “The Tragic Prince” o “Marble Gallery” no solo ambientan, cuentan historias. Elevan a Castlevania del entretenimiento al arte.
La música en Fate/stay night, épica, destino y tragedia a través de las líneas temporales.
El anime moderno también tiene su propia referencia musical
«Fate/stay night»
Kenji Kawai para el anime en el 2006 hizo que cada una de sus adaptaciones tuviera una identidad sonora distinta, pero todas mantuvieran ese tono épico y trágico que caracteriza a la saga.
Tembien kenji kawai estuvo muy presente en Ghost in the Shell,a la que le dio a la obra un tono más espiritual
Hideyuki Fukasawa
Responsable del sonido de Unlimited Blade Works y la trilogía Heaven’s Feel, construye un universo musical lleno de tensión emocional.
Su mezcla de cuerdas agresivas, coros intensos y sintetizadores atmosféricos crea una sensación constante de destino inevitable.
En Fate, la música no solo acompaña los duelos: define el sentimiento de cada ruta.
El tema “Emiya”, con sus múltiples reinterpretaciones, se convirtió en uno de los leitmotivs más emblemáticos del anime contemporáneo.
Compositores que cambiaron la historia
Además de Yamane, Fukasawa y Kawai, la industria tiene pilares que transformaron la forma de componer para medios audiovisuales.
Nobuo Uematsu:
El alma de Final Fantasy, Creador de algunas de las melodías más reconocidas de los videojuegos. Su habilidad para mezclar música sinfónica, rock progresivo, baladas y elementos folclóricos convirtió a Final Fantasy en una obra emocional única. Temas como To Zanarkand o One-Winged Angel no solo son música, son historia cultural ya que en 1997 Final Fantasy VII marcó un antes y un después, y One-Winged Angel rompió los limites al incorporar coros latinos, influencias de música coral clásica y un estilo similar a Stravinsky o Carl Orff.
Hasta ese momento, casi ningún videojuego tenía música coral con elementos sinfónicos tan complejos ni tan cinematográficos.
Yoko Shimomura:
Maestra absoluta de la emotividad. Su trabajo en Kingdom Hearts, Street Fighter II, Final Fantasy XV y Mario & Luigi demuestra su versatilidad. Dearly Beloved es un ejemplo perfecto de cómo una melodía puede recoger toda la esencia de una saga.
Shiro Sagisu:
El arquitecto del anime dramático es un genio visionario dentro de lo apocalíptico y Evangelion no sería la misma sin él. Su manejo de los coros, la tensión orquestal y los silencios estratégicos dieron forma al sonido del anime psicológico moderno. También musicalizó Bleach, Berserk y Shin Godzilla, manteniendo siempre una intensidad emocional única.
Joe Hisaishi:
La poesía musical del Studio Ghibli
Sus composiciones son parte del patrimonio emocional de generaciones. One Summer’s Day, A Town with an Ocean View y The Legend of Ashitaka son obras que hablan sin palabras. El cine de Miyazaki simplemente no existiría sin su sensibilidad.
Kotaro Nakagawa:
Poder y dramatismo absoluto. Su trabajo en Code Geass es una mezcla explosiva de rock, sinfonía y electrónica.
Dio forma a la tensión política, las batallas estratégicas y los momentos más oscuros de la historia. También ha destacado en la franquicia Gundam.
Otros compositores que han destacado son:
Hiroyuki Sawano – El dios de lo épico moderno con Su estilo explosivo y emocional marcó Attack on Titan, 86, Kill la Kill y muchas más.
Yuki Kajiura – Mística, sentimental y atmosférica. Madoka Magica, SAO y Kara no Kyoukai llevan su sello coral único.
Koji Kondo – Responsable de que Mario y Zelda tengan identidades musicales icónicas.
Masashi Hamauzu – Vanguardista emocional con texturas únicas en Final Fantasy XIII y SaGa Frontier 2.
Cada uno de ellos construyó un estilo propio que influencia a toda la industria hasta el día de hoy.
La música es el alma de los videojuegos y el anime.
Es el elemento que hace que un mundo se sienta vivo, que un combate tenga peso emocional, que un personaje sea memorable y que una escena se convierta en parte de nuestra historia personal.
Los compositores que trabajan en estos medios son arquitectos de emociones.
Crean paisajes sonoros que nos acompañan, nos transforman y nos conectan con universos donde, quizá, nunca podremos estar… pero que sentimos como si fueran reales.
No estamos en ese mundo físicamente, pero la música es el puente perfecto para hacernos sentir ahí.
Redacción: MJ Seiji


